¿Y a ti quien te representa?

 ¿Y a ti quien te representa?


Brenda Yaneth.

Hace un tiempo leí una nota sobre el feminicidio de Genebit, en Baja California, México, donde el principal sospechoso era su pareja sentimental; me estremeció pensar que la persona a quien amas decide quitarte la vida y abandonar tu cuerpo sin más...

Poco después le plantee a mi padre la siguiente pregunta “¿Qué harías si algún día tuviera novio y él me quitará la vida sin razón aparente?

No me preocupe tanto por la respuesta dado que es mi padre y predispuse una expresión de apoyo, a lo que contesto: “Nada llega hasta ese punto porque si, quiere decir que antes lo aceptaste y también tendrías la culpa de llegar a esos extremos”

La garganta se me bloqueo, el corazón me latió lento y se me inundaron los ojos, caí sobre concreto duro por confiar que personas como él harían todo por buscar justicia a mi vida, choque de frente contra aquellas creencias que revictimizan con sus juicios: le paso por andar sola, por vestir así, por aceptar noviazgos violentos...

A mi mente salto la historia de una chica de 20 años, quien una noche al salir de la universidad se dirigió al departamento de su novio, la esperaba a la entrada, un saludo muy normal, sentados a la cama, ella expreso su decisión de terminar la relación, le explico que su falta interés para continuar como noviazgo era una de las razones, al tiempo que lloraba por tratarse de una relación de un largo tiempo y le era difícil; el chico comenzó a cuestionar las razones, exponer sus sentimientos, pedir una oportunidad para demostrar un cambio pero ella se negó a ceder, cuando le pidió que abriera la puerta para dejarla ir, contesto que no podía terminarlo, comenzó a besarla fuertemente, cara, cuello y pecho al tiempo que le abría la ropa con fuerza, comenzó a llorar más al percatarse que ya se encontraba inmovilizada, su cuerpo sobre ella, sus muñecas tomadas, mordía con dureza sus labios porque movía su cara para
evitarlo, en un momento por arrancar el pantalón soltó una muñeca, permitiendo empujarlo y ponerse en píe para tomar rápidamente su mochila, correr a la puerta y girar la manija, su esperanza se desvaneció al sentir el seguro y no abrirse la puerta, él ya estaba
detrás, la golpeo contra la pared y de un tirón volvió a tumbarla sobre la cama, esta vez la tomo con más vigor... Los miedos, preguntas, oportunidades de salida comenzaron a
correr por su mente: ¿va a violarme?, ¿la policía creería que había sido violada por su novio?, ¿si gritaba fuerte alguien la escucharía?, ¿saldría viva de ahí?, ¿en quién se había convertido esa persona?, ¿estaba drogado?, ¿había bebido?, ¿podría convencerlo de soltarla?,
no lo reconocía, nunca antes había mostrado signos de violencia, creía que eran una relación estable.

Papá, hoy quiero decirte que esa chica era yo; y si ese día hubiera apretado un poco más mi cuello o golpeado más fuerte ya no estaría para contarlo pero luche hasta mí último aliento por volver a verlos. Ahora sé que si esa noche no hubiera vuelto a casa, quienes estarían pidiendo justicia por mi serían mis sororas, aquellas que sin conocerme, harían de todo por buscar justicia, porque mi lucha es suya y la suya ahora es mía, sepan que no callaremos más y no volverán a tener la comodidad de nuestro silencio.

Si mañana eres tú, “¿quién te representa?” Porque yo si te creo y no dudaré en gritar tu nombre. Y si algún día soy yo, quiero ser la última.






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